ANEXO 2 al EG7 PROPUESTA DE LOS CRISTIANOS PARA LA RENEGOCIACIÓN DE LOS ACUERDOS DE PAZ

PROPUESTA DE LOS CRISTIANOS PARA LA RENEGOCIACIÓN DE LOS ACUERDOS DE PAZ

ANEXO 2 AL EG7

(Nota, solo para los comités que están formulando las propuestas: Este Anexo al EG7 es un documento borrador de trabajo que puede ser usado en cualquiera de los comités convocados para el miércoles 12. “El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.” Mateo 13:33. Quiera el Señor usar nuestras propuestas como una levadura que leude todo el Acuerdo de La Habana; y que este documento sirva para aunar criterios entre los distintos comités cristianos.)
El 2 de octubre el pueblo colombiano dijo NO a los acuerdos de La Habana: Someter dichos acuerdos a una Consulta Popular, fue una de nuestras propuestas recogidas en el documento UN ESTADO DE GRACIA DE SIETE AÑOS PARA COLOMBIA –el EG7, que la Confederación Evangélica De Colombia – CEDECOL, presentó a los negociadores del Gobierno Nacional y a los delegados de las FARC-EP, a finales del 2013. Creemos que nuestras propuestas originales del EG7 siguen vigentes y son buenas para el momento actual. Este Anexo sitúa dichas propuestas en el presente contexto de la renegociación de los acuerdos finales e infunde su espíritu en ellos; el cual no es otro, que el ofrecimiento de una gracia generalizada a cambio de un genuino arrepentimiento y la disposición a colaborar con el esclarecimiento de la verdad y la reparación de las víctimas (ver en página 2 del EG7, DEFINICIÓN DE UN ESTADO DE GRACIA DE SIETE AÑOS). 
El pueblo colombiano dijo NO al Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, pero SÍ a otra paz con otro tipo de acuerdo. Así lo han entendido las partes negociadoras; agradecemos que el presidente Santos haya abierto la puerta para una renegociación de los acuerdos con aquellos que votaron NO.
Entendemos que con su NO, el pueblo colombiano está pidiendo a las partes negociadoras una rectificación y cambio de rumbo, en los siguientes aspectos:
               1- Que se mantengan los acuerdos presentes en cuanto al Cese al Fuego bilateral; que incluyan también al ELN y demás actores armados irregulares, y que permitan mantener los diálogos en Colombia. Que se procure iniciar diálogos con el ELN muy pronto.
               2- Que se extienda a lo largo de todo 2016 un periodo distendido, para la participación activa y viva del pueblo colombiano en Mesas de Diálogo en todo el país.
               3- Que esta participación lleve a una revisión sosegada y consensuada de los acuerdos finales; y que este Acuerdo Final se someta a una consulta popular, como el anterior.
Como pueblo cristiano evangélico en Colombia, pedimos que los negociadores del presente acuerdo tengan en cuenta, además de los puntos anteriores, las siguientes propuestas:
               1- La propuesta de transformación de la Nación: Consideramos que los acuerdos de Cese al Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, además de la terminación del conflicto, lo cual celebramos,  consagran una propuesta de transformación de la Nación en la estructura del Estado Colombiano en los siguientes pilares fundamentales: la familia, la educación, la propiedad y la concepción de un Estado socialista.  Por considerar que estas son reformas estructurales al modelo de Estado actual, las mismas deben tener participación ciudadana para su implementación. Contrario a lo que se pretendía, el establecerlas a través de la entrada en vigencia del acto legislativo 001 del 7 de julio de 2016, dando carácter vinculante, es decir de obligatorio cumplimiento e implementación, elevándolos a bloque de constitucionalidad y acuerdo especial ante la ONU, con facultades omnímodas de orden presidencial; lo cual rompe con el principio democrático de participación ciudadana, por ser este el constituyente primarioTodo esto es razón suficiente para que pidamos a los negociadores que accedan a que se haga una revisión, bien sopesada y sosegada por el conjunto del pueblo colombiano.
               2- El Enfoque Familiar se encuentra excluido, invisibilizado y desconocido totalmente. Se desconoce que las familias sufrieron con mayor rigor los efectos de la guerra; la realidad muestra que hay viudas, huérfanos, familias enteras desplazadas y una inmensa mayoría de familias desintegradas a causa del conflicto armado.  Además, de la inaplazable necesidad de dar solución a la tragedia diaria de las personas habitantes de la calle en todas nuestras ciudades, provenientes de familias desestructuradas, de quienes tantas veces los grupos armados han hecho carne de cañón. El Acuerdo no muestra esta realidad y no presenta propuestas de enfoque diferencial familiar concretas, encaminadas a establecer una política nacional para su restauración y reconciliación, y para el fortalecimiento de la familia como núcleo de la sociedad. Los acuerdos solo atienden al ser como individuo independiente y autónomo, desligando su esencia de pertenencia a un núcleo familiar.  Nuestra demanda inapelable es por la  defensa de la Familia como núcleo fundamental de la sociedad dentro de un Estado Social de Derecho (Ver en la pág. 12 del EG7, la propuesta 7 sobre la familia). No podemos ignorar la Iniciativa Legislativa Popular en proceso de ser aprobada como ley en el Congreso, por la defensa de los derechos de nuestros niños a tener un hogar formado por un padre hombre y una madre mujer. Pedimos que se respete este proceso legislativo.
               3- Una reforma a fondo del sistema educativo en Colombia: Con la inclusión de derechos preferenciales y de carácter especial a la población del LGTBI como argumento de enfoque de género y diversidad sexual, se promueve de forma implícita un nuevo modelo y definición del ser. Modelo contrario a la concepción de nuestra Constitución Nacional y de nuestra cultura, que define la persona humana como hombre o mujer. Este cambio,  propicia un trato diferencial prioritario y preferencial, y promueve una política de educación basada en el modelo del género, excluyente del derecho y deber de los padres de educar a sus hijos conforme a sus convicciones y principios. Dicho sea, que la población de LGTBI como grupo de ciudadanos, no se registró dentro del conflicto armado como población determinada de ser objetivo militar de las FARC, como sí lo fue la Familia que fue desintegrada por las acciones de guerra, o la población religiosa que fue confinada, amenazada y a quienes se les asesinaron sus líderes -pastores- en razón a su calidad.  Los derechos que la población LGTBI pretende tener y alcanzar mediante estos Acuerdos con las FARC - derechos que sí tienen como individuos por su dignidad en su condición como seres humanos – no deben ser desarrollados mediante la inclusión en los acuerdos de cese al conflicto, porque van más allá de la naturaleza de dichos acuerdos. No podemos traicionar la voluntad de nuestros hermanos cristianos que se manifestaron masivamente el 12 de agosto y expresaron su rotundo no a la imposición de la Ideología de Género en el sistema educativo. Pedimos al Gobierno Nacional que abra la puerta al pueblo cristiano –quien lleva la carga de la educación de nuestros hijos e hijas, hasta en los lugares más remotos del territorio nacional–  y se nos conceda el tiempo necesario para presentarle un plan de reforma integral del sistema educativo en Colombia.
               4- Respeto a  la propiedad privada: no existe en los acuerdos una clara definición de los términos y alcances de la Expropiación y la Extinción de Dominio, dejando sin definición clara su esencia ontológica, es decir, el ser, lo que es o significa para los acuerdos, en relación a la reforma rural integral y a la reparación de las víctimas. Proponemos que en los acuerdos se defina los principios rectores y cuál sea el alcance de la Expropiación y la Extinción de Dominio, como sí lo tiene claramente definido la ley 1448 de 2011 o la Ley de Víctimas y Restitución de Tierras
               5- Gracia por arrepentimiento, o cumplimiento de pena; nunca impunidad: Consideramos que el Acuerdo entre el Gobierno y las FARC es un pacto de IMPUNIDAD, tal y como lo ha denunciado la prestigiosa organización internacional, Human Rights Watch.  Sobre la base de la impunidad no se puede construir la paz. Pedimos que se establezcan penas retributivas con privación efectiva de la libertad, restitución material a las víctimas por parte de las FARC, entrega de las tierras que fueron apropiadas ilegalmente, entrega de dineros provenientes de actividades ilícitas, entrega de los menores reclutados. Todo esto, sin perjuicio de poder acogerse a las medidas de gracia del Estado de Gracia de Siete Años para Colombia, previstas para aquellos que dan fruto claro de arrepentimiento y colaboran en el esclarecimiento dela verdad, la reparación a las víctimas, el retorno seguro de los desplazados, la reconstrucción de la infraestructura del país, el desminado de los territorios, la excavación de las fosas comunes,  la reparación del Medio Ambiente, y que se comprometen a la no repetición de sus acciones violentas. El EG7, debe cobijar a todo militar, paramilitar y demás actores del conflicto incursos en juicios o cumpliendo pena.
 Estos son algunos de los puntos que consideramos deben ser RENEGOCIADOS y exigimos nos escuchen con voz y voto en todos los escenarios donde se vayan a discutirse los acuerdos. ¡Kolomvía está mal! –dijo una niña en un concurso infantil de pintura por la paz, organizado por la Revista Avianca en 1.999–. ¡Reparémosla entre todos!

(Nota solo para los comités de trabajo: El texto en itálicas es la aportación del Comité “Unidos por la Paz Votamos No”, de Cali).